El séptimo arte, el arte de la luz y las imágenes en movimiento. No exageramos si le describimos como el más popular de todos y el que más ha influido en la imaginación y la sociedad moderna. Una idea bastante loca e inconcebible en sus inicios para las personas del siglo XIX, pero que se ha convertido en una de las piedras angulares de la era moderna, donde los artistas y los creativos de este Arte, son conocidos y amados por todos.
¿Cómo empezó todo? Toda esta revolución comenzó a finales del siglo XIX, concretamente en el año 1895, cuando los hermanos franceses Lumière, deciden presentar su gran invento, el cinematógrafo, en París. Para esta gran presentación decidieron mostrarlo en el Salón Indio del Gran Café del Boulevard de los Capuchinos. Para ello habían decidido filmar el ya famoso vídeo de la estación de tren, justamente cuando un tren arriba a una estación. La leyenda, tal como se ha dicho muchas veces, cuenta que esta presentación impresionó tanto a los visitantes que entraron en pánico ante la idea del que el tren se les pudiese venir encima. Sin duda, los espectadores no habían visto nada igual en aquellos años.
Desde el punto de vista artístico y social podríamos decir que es justo en ese momento cuando nace el Cine. Pero si queremos hablar de sus orígenes históricos y científicos debemos dar un paso atrás en el tiempo, no mucho la verdad porque se dio la casualidad de que muchos de los inventos que existían ya o muchas de las investigaciones que se llevaron a cabo durante la segunda industrialización acerca de las imágenes en movimiento, fueron ocurriendo a la vez que la invención del cinematógrafo.
En Estados Unidos de América, un famosísimo y genio inventor, Thomas Alva Edison, quien no hacía mucho había presentado su gran obra, la bombilla, estaba haciendo investigaciones y avanzaba con bastante soltura en el campo de las imágenes en movimiento.
Edison desarrolló un artefacto en 1879 al que puso el nombre casi impronunciable de Zoopraxiscopio para desarrollar y patentar posteriormente un aparato que el mismo bautizó como Quinetoscopio. La tarea del desarrollo de este invento se la endosó a su ayudante William Kennedy Laurie Dickson. Tras unos iniciales problemas técnicos, en el que sólo podían repetir un movimiento constante breve, Edison conoció al inventor de la cronofotografía, Étienne-Jules Marey , que para capturar múltiples imágenes hacía uso de una tira de película, cosa que le permitía una duración mayor que, combinado con el invento del celuloide, desarrollado por John Carbutt, mejoró y definió completamente el invento. De esta manera Edison, el 9 de mayo de 1893 presentó de forma pública su invento en el Instituto de Artes y las Ciencias de Brooklyn.
Así que, podemos decir que el invento de Edison fue el claro antecedente del cinematógrafo de los Lumière, quienes comenzaron a explotar su invento por todo París. Desarrollaron pequeñas películas aunque casi todas fueron de carácter documental, exceptuando "El Regador Regado" ("L’Arroseur arrosé", 1895) que es considerada la primera pieza cinematográfica dramática de la historia.